Décimas al libro "Las Fiestas Patrias del Elefante", de Lila Calderón
Texto: Hugo González Hernández
Registro video: Delia Valderrama
Presentación novela "Las Fiestas Patrias del Elefante",
de Lila Calderón
en XXI Feria del Libro de Ñuñoa, 8 de diciembre de 2019.
Décimas al libro "Las Fiestas Patrias del Elefante", de Lila Calderón
Vengo a saludar hoy día
esta novela preciosa
que integra en su bella prosa
realidad y fantasía.
Fábula y alegoría,
cuento y crítica social.
Y en este libro vital
ameno, claro y cercano,
lo animal es tan humano
como humano es lo animal.
En "Las Fiestas patrias del
Elefante" se refleja
la vida y su moraleja
fabulada en el papel.
Nos toca el alma y la piel
este relato oportuno,
nos alude a más de alguno
su historia de punta a punta,
que hasta el lector se pregunta
qué animal sería uno.
Un elefante mayor
acróbata destacado
es despedido y echado
de su hogar y su labor,
Se revela así el color
del sistema y su falacia
porque por mucha acrobacia
talento, empeño, altruismo,
prima siempre el nepotismo
sobre la meritocracia.
Enseña el libro señero
que en esta vida bellaca
hay que arrancarse la estaca
para partir desde cero,
y hacer un nuevo sendero
con empeño y convicción,
aprendiendo la lección
que este mundo tan salobre,
más que selva, es circo pobre
hasta el fin de la función.
Hay tanto Sr. Corales
que como patrón de fundo
se cree dueño del mundo
muy lejos de sus cabales.
Y trata como a animales
al pobre, al niño, al anciano
Con el látigo en la mano
nos daña y habla de paz
y no renuncia jamás
frente al pueblo soberano.
El circo es itinerante
pero es la misma rutina
y esta sátira genuina
lo ilustra en forma brillante.
Bien lo sabe el elefante
que migra en la adversidad,
que se confunde a su edad
y lucha en la cuerda floja
de esta sociedad que aloja
abuso y desigualdad.
Quieren a la población
en un jolgorio circense
que no cuestione ni piense
cuándo acaba la función.
Que una falsa diversión
saque su instinto animal
pero este libro esencial
muestra que es una conquista
dejar la carpa y la pista
y ver el mundo real.
Porque hay que hacer malabares
y hacer equilibrio y magia
cuando el futuro presagia
incertidumbre y pesares.
Enfrentar los avatares
del trapecio del abismo,
y asumiendo el realismo
saber que en las luchas plenas
no hay estacas ni cadenas
para quien cree en sí mismo.
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