HISTORIA DE UNA SOMBRA II

HISTORIA DE UNA SOMBRA II

Fue en las espadas turbias de la suerte
Caían las cenizas
desde la colina afiebrada del verano
Adherida a las alas de mi sombra
avancé confundiendo en las paredes
la horrenda visión de lo perdido
Se convertían en estatuas o peces
o en semillas de Tamarindos
y se resbalaban todas las sombras
sin saber quién
era quién
o quién quería ser
sin poder distinguir los cardos
de los semáforos
Puedo ser cualquiera y tengo frío
recorro el cementerio sin tener lápida
aleteo con mi acta de defunción y no me encuentro
me pongo flores en todas las sepulturas
pero yo no me llamo Arturo José Salustio
Angélica Cecilia María Jaime Raúl ni Evaristo
He muerto mil quinientas veces en estos pocos días
Y YA NO ME IMPORTA
pero me importan ellos
los que bebieron la leche de la vida
y tienen frío
los que le dieron valor a su nombre
y lo heredaron
los que dejaron sus huellas en la luna
los que eligieron una estrella
y no la amaron nunca
los que cantaron a las musas
y obtuvieron respuestas
los que gritaron hacia el cielo para vaciar
la conciencia
los que jugaron a procrear
los que pintaron los campos y comieron verduras
los que abonaron el futuro encadenando insectos
los mutantes
los que bailaron a oscuras en un río
los que asfaltaron el hambre del otoño
los que inventaron el nombre de una fuente
y lo besaron
los que se amaron en una trinchera antes de estallar
los que aglutinaron el planeta
y están muertos

LOS QUE VOLVIERON A LEVANTARSE


LOS QUE SABEN QUE LA HISTORIA
NO CAMBIA TANTO