Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.
Destino
Se puede estallar en cualquier momento
vivimos sobre un polvorín
ni siquiera vale la pena pasearse memorizando libros
para salvarlos de las llamas
nosotros somos las llamas
la expansión de la energía
el autobomba
el kamikaze
el jugador que siempre apuesta
por el destino
1 Voces dicen:
saber el final:
quién gana
quién pierde
quién es el culpable
(el asesino, el hipócrita, la damisela pidiendo socorro)
y al mismo tiempo
ser adictos a apostar en contra.
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