Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

martes, enero 17, 2006

El niño fantasma


("El Gran Metafìsico", de Giorgio de Chirico)

El niño fantasma

Louis Aragon se recuerda, tanto como yo, de ese Café de la Plaza Pigall —en el que estábamos con Chirico— y de un niño que entró a vender flores.
Chirico, de espaldas a la puerta, no le había visto entrar, y fue Aragon, asombrado por la traza original del muchacho, el que le preguntó si no sería un fantasma.
Sin volverse, Chirico sacó un espejito de su bolsillo y después de haber, por largo rato, examinado al niño a través del vidrio, respondió que efectivamente era un fantasma.

(Relato de André Breton)

1 Voces dicen:

Blogger Colombine Dice...

Bonita historia. Los espejos son también instrumentos para descubrir fantasmas. Esta mañana te he leido y después no me atreví a mirarme. Besos

miércoles, enero 18, 2006 7:45:00 a. m.  

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