Homenaje a Cupido
Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.
Si tú salías...
(Alfonso Calderón)
Si tú salías a la puerta, por las noches,
yo aguardaba en aquellos escaños
cenicientos. Hada mágica, al filo
del invierno, torna de nuevo el viento
sur, distraído como el último alumno
del Liceo. Yo solía silbarte una balada,
junto al muro de la esquina, llevando
en la mano un libro que huele aún
a lilas muertas, o buscaba sellos
de un centavo con la efigie de Colón.
¿A quién esperan ahora las muchachas
y a qué padres hablan cada tarde
que se fue?
Cae la lluvia sobre un escaño solitario.
(Del libro: Isla de los bienaventurados, 1977)