Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

lunes, enero 30, 2006

Hilos telefónicos























(Tamara de Lempicka)




























(Escrito en 1997)

viernes, enero 27, 2006

La mer


Charles Trenet

VOLVER A INVENTAR LA MISMA HISTORIA

























("Pygmalion", de Paul Delvaux)


VOLVER A INVENTAR LA MISMA HISTORIA

Puede ser que mañana no te reconozca
que no seas o hayas sido
que no hayamos venido
O puede ser que mañana vayamos al Paraíso
a inventar todo este mundo ya inventado
Encontrar la serpiente decirle que no
que sí
mirar las flores
hacerse los desentendidos
prestarse libros palabras oírse
comentar el mundo
compartir la noche
Cosas del pasado imperfecto
donde se confundían los vivos con los muertos
y nunca se sabía de qué lado estar
pero tú no tenías miedo
y yo no tenía miedo
porque éramos tan antiguos
que lo sabíamos todo
y ya había una especie de canto general
con qué invocar los cambios de tiempo
para que ninguna generación se confundiera
y todos abríamos temprano las ventanas
para empezar a inventar los sonidos
necesarios


Para volver a contar la misma historia

miércoles, enero 25, 2006

Misterios

























("Melancolía", de Durero)


****
Pasé el resto de otras nieblas recordando
el baile
Pero siguió lloviendo sus días y sus noches
en versión para tiempos modernos
Estábamos todos llevando el compás a un blues
y desaparecíamos
sin nombre
y sin explicaciones

Pero igual no resultó

¿Han visto al ángel triste de Durero?

Así me siento
la fórmula perdida
por andar demasiado al alcance de la realidad

lunes, enero 23, 2006

LA HISTORIA NO CAMBIA TANTO

























("Fruta", de Alphonse Mucha)


LA HISTORIA NO CAMBIA TANTO

Se siguen contando las mismas cosas
y se sigue peligrando del mismo modo
con las tres preguntas básicas
Puede ser que mañana no te reconozca
que no seas o hayas sido
que no hayamos existido
juntos
puede ocurrir
que no vengamos y que no vayamos
a juzgar por el comportamiento del planeta
Pero esos son asuntos del futuro
imperfecto

Un hombre y una mujer se han
encontrado miles de veces
en la misma historia
y han inventado que inventan el mundo
con una pasión hindú de antes de cristo
con una pasión china de la dinastía ming
con una pasión grecolatina de hombre y mujer
mirándose en el mismo idioma


Para que ninguna generación se confundiera

domingo, enero 22, 2006

Sombras nada más












("Danae", de Gustav Klimt)


PERO HABÍA TAMBIÉN OTRA SOMBRA

Su manto era la escarcha oceánica de Atlántida
Para él quebré el reflejo de los icebergs
y juntos inventamos la frecuencia de la risa
Habíamos muerto muchas veces
en estos seiscientos años
pero él fecundaba el sol y tenía
las últimas palabras para volver a despertar
Después
elevarás plegarias en cada volantín
abrirás las ventanas de tu casa
y no estará la Alameda gritándote que cruces
Se perderán tus ojos
diseñando el argumento
con qué hacer menos burdo
el trajinar de las dudas

sábado, enero 21, 2006

Balcones

























("Nacer de nuevo", de Remedios Varo)


****
A veces una golondrina se detiene y huye
envuelta en noche
buscando otro balcón

viernes, enero 20, 2006

CINCO HÁBITOS EXTRAÑOS
























("Rencarnación", de Tomek Setowski)

CINCO HÁBITOS EXTRAÑOS

UNO. Mantenerme con vida a pesar de la vida real.

DOS. Lograr llegar a la hora convenida al lugar convenido, por una razón que no ha terminado de convencerme, pero que forma parte del juego de la humanidad.

TRES. Escribir poesía con los ojos, en medio del paisaje urbano, y después hacer la traducción a palabras antes que desaparezca la imagen y se pierda entre el ruido y la contaminación reinante. (No siempre lo logro, pero traigo a la casa algunos pedazos de sociedad deshilada que guardo en el escritorio, el velador, la cocina, debajo de la cama, la computadora, entre las páginas de un libro, detrás de la cortina del baño, bajo los cojines del sofá, en el fondo del espejo y bajo las alfombras... pero nunca... nunca... dejo que vayan a parar a los vertederos de la basura ciudadana... porque entonces ¿quién nos asegura que no seremos objeto de una clonación espontánea, de una fertilización “in terra” que dé origen a una especie más desconcertante y violenta que la nuestra?

CUATRO. Luchar contra las limitaciones del cerebro que no permite dar las instrucciones a alguna parte del cuerpo donde obedecería y actuaría la función que me haría volar, nadar bajo el agua por horas y horas buscando tesoros sumergidos, entrar en secreto a otras mentes para ver cómo funcionan, leer a una velocidad considerable y en distintos idiomas, descartar enfermedades, viajar por el tiempo llevando (o buscando) soluciones prácticas y espirituales para otras culturas, tener poderes mágicos para restaurar la capa de ozono y otros males producidos por el Gran Depredador. Seleccionar aquello que irá a dar a la página de mi blog esperando que otros lo vean como si fuera un prodigio.

CINCO. Recoger huellas y objetos perdidos para reanimarlos en alguna obra silenciosa y absurda. Amanecer pensando que todo tiene sentido. Llegar a creer que todo tiene sentido. Ser feliz a pesar de todo.

(He adherido a un juego, nada extraño, que consiste en identificar y declarar en el blog cinco hàbitos extraños personales. Considerando que cinco es la nada misma, encadenè algunos para que finalmente simulen ser sòlo cinco. Quien quiera seguir el juego debe leer las intrucciones contenidas en la caja de comentarios)

miércoles, enero 18, 2006

Por suerte había otra vida

PARA ORFEO


















("Orfeo, el trovador cansado", de Giorgio de Chirico)


PARA ORFEO

¿Qué fue lo que te di, Orfeo?
Demasiadas palabras que el aire no contuvo.
Símbolos mudos como agujas indirectas
estallando hasta encarnarse
en el silencio.
Fue demasiado
y ni siquiera sé
si Orfeo habrá entendido,
porque ninguna música
sugirió el recibo de las claves iniciadas
en sol menor.
Sólo las notas y sus cenizas
indicaban cómo escalar un secreto.
La supuesta cumbre
adornaba su ascendente
con evasivas y espejismos... ismos... ismos...
En los rostros invasores
cada ojo escondió su sombra
hasta quedar en evidencia el extravío.
Las estrellas se apagaron temprano
y la llave
murió de frío en los escombros.
Se derrumbó el sueño incongruente:
flores a medio fecundar
bajo el desarreglo,
una eva torpe
de barro de segunda
y un adán
sabor a metales,
distante y real, estatua de futura paciencia.
Orfeo no llegó a saberlo,
ninguna música despertó esa presencia
y un infierno lleno de luces
confundió la mañana entre máscaras
y muertes naturales.
¡Qué razonable!
ORFEO AUN NO ESCAPA
DEL TERRITORIO MÍTICO
y aquí, adivinanzas primitivas me interpretan
desamparada de las musas,
enclaustrada en los espejos.
En otro momento, espero
talar palabras en la sal
y desnudar cruces y tambores
y guerra de campanas
con Sur en armisticio
y refugios sin memoria de violines post-mortem.

Te declaro: reversiblemente muerto
hasta que un aviso de “cese de naufragios”
extienda sus redes de protección
al Paraíso
y un conjuro de islas
en el trópico de capricornio
haga anclar la tormenta
en tus ojos proféticos.

Encadenaré un navío de golondrinas
en migración hipnótica
para saber
si alguna música
nacerá de tu arco
o flechas invencibles
cimbrarán las cuerdas
por mi pronta ejecución.

...Para saber
si la ejecución de esa música
anuncia
que soy Eurídice
y he vuelto.

(Este poema lo escribì en los años 80. Ha pasado el tiempo y yo misma pude constatar que no era Eurìdice. Fue doloroso, pero es interesante ir al rescate de la lecciòn aprendida: me liberè de un mito y puse a Orfeo en su lugar).

martes, enero 17, 2006

El niño fantasma


("El Gran Metafìsico", de Giorgio de Chirico)

El niño fantasma

Louis Aragon se recuerda, tanto como yo, de ese Café de la Plaza Pigall —en el que estábamos con Chirico— y de un niño que entró a vender flores.
Chirico, de espaldas a la puerta, no le había visto entrar, y fue Aragon, asombrado por la traza original del muchacho, el que le preguntó si no sería un fantasma.
Sin volverse, Chirico sacó un espejito de su bolsillo y después de haber, por largo rato, examinado al niño a través del vidrio, respondió que efectivamente era un fantasma.

(Relato de André Breton)

El niño Jorge














("Autorretrato", de Leonora Carrington)

El niño Jorge

A Jorge le gustaba comer la pared de su cuarto.
—¡No lo hagas! —le dijo su papá.
Pero el niño Jorge siguió comiendo pared.
Su papá fue entonces a la farmacia y le compró un frasco de pastillas de pared.
Jorge las comió todas y le creció una casa en la cabeza.
Era feliz jugando con la casa.
El papá se puso muy triste porque le decían:
—¡Qué niño tan raro tiene usted, señor!

(Cuento de Leonora Carrington)

lunes, enero 16, 2006

Piel de Serpiente



La zapatería Magritte

Capìtulo III

Algunos días después, Sierpe paseaba sigilosamente por un Mall, en busca de una buena liquidación de Libros Bíblicos. Quería revisar las últimas traducciones y cotejar sus ideas con las nuevas interpretaciones y notas explicativas a pie de página. Por supuesto, sólo se fijaba en aquellas ediciones impresas en un papel grueso y resistente al tiempo. Le parecía que ésas sí podrían ser las definitivas. Además, prefería los libros modernos y con imágenes menos aterradoras que los usados en su educación inicial, porque esos, lo reconocía con valentía: “le habían provocado algunos traumas considerables y la hacían sentir de lo peor”.
El tiempo pasó rápidamente y como no encontró lo que buscaba, compró unos casetes con hermosas y edificantes canciones y además un antiguo escapulario romano que le ofreció la vendedora, quien le aconsejó que se lo colgara al cuello ya que funcionaba como un poderoso amuleto protector.
El ambiente estaba bastante agradable en ese extraño lugar, aunque le parecía adivinar la estructura vertiginosa de un caracol o una torre de Babel. A pesar de la mala referencia arquitectónica, que atribuyó a la memoria colectiva que no la dejaba en paz con sus continuos montajes, algo había allí que le daba seguridad y le resultaba casi familiar. Dedujo que le hacía falta entrar en contacto con la sociedad, debía insertarse, se repetía con convicción, así dejaría de sentirse tan rotundamente marginal. Fue entonces cuando observó en la clientela potencial que la rodeaba, una conducta a imitar que como una llave maestra le abriría las puertas del templo, y, favorecida por ese magnífico poder de síntesis del que tanto se vanagloriaba, en pocos segundos logró extraer la consigna crucial: vitrinear o morir.
Desgraciadamente, a la segunda vuelta y ya mareada de serpentear por los amplios corredores cayó al fin en la tentación de necesitarlo todo, pedir rebajas, resguardar productos con abonos en efectivo y sufrir la angustia existencial de no poseer esas tarjetas que tan magistralmente barajaba el resto de la comunidad. Tarjetones coloridos como naipes animados por el poder paranormal de un “Ábrete Sésamo”.
—¡Qué falta de seriedad! —exclamaba alzando la voz—, señorita, por favor tráigame el libro de reclamos, quiero certificar mi molestia y... además voy a dejar en evidencia el juego sucio... si creen que una es tonta porque es educada, ya van a ver lo que soy capaz de hacer.
Pero no había libros negros ni de quejas ni de cuentos ni de cuentas “toda información se registra sólo en el sistema de última generación que está en línea con la casa matriz”, repetían a coro las vendedoras y sus ecos rebotaban contra los espejos de los probadores donde sus rostros esperpénticos se multiplicaban en el abismo del reflejo.
—Por qué tiene que sucederme esto a mí —se preguntaba Sierpe temblando entre convulsiones espasmódicas, verde de rabia y roja de vergüenza titilando como hechizada por un cable de neón.
Más tarde, cuando recobró la lucidez y la paciencia luego de una breve siesta entre los brazos de una palmera artificial, descubrió una sana manera de entretenerse: ese descabellado placer de jugar en las escaleras mecánicas que la trasladaba a niveles superiores. La sensación de subir sin hacer ningún esfuerzo le pareció una entretenida y didáctica manera de trepar. Pero el juego, que no tenía unas bases muy claras para ella, había de resultar tan breve como la vida misma, ya que un cuidador vestido de elegante uniforme, se materializó desde la nada para llamar su atención e indicarle con severidad que observara el cartel. El letrero era amenazante, tenía una cruz roja atravesada sobre el dibujo de un niño, que se equilibraba con dificultad en las gradas de una escalera que, curiosamente era idéntica a la que ella estaba utilizando como carrusel.
—No entiendo, joven —preguntaba Sierpe—, el cartel no tiene una lectura explicativa, tal vez significa que hay que hacerle la cruz a los niñossss y a las escalerassss mecánicas. ¿Tal vez sólo al niño o a la escalera sin el niño, a ambos? ¿Todas las anteriores? ¿Essss una superstición o qué?
—¿Cómo que no se entiende? Está más claro que el agua —le dijo el guardia indignado—, está prohibido que los niños jueguen allí.
—¡Vaya, vaya! No sabía que lassss serpientes y los niños se identificaban con el mismo signo —le respondió burlándose, mientras arrancaba de los ojos enfurecidos del hombre que ya había empezado a dar la voz de alarma por su “walkie talkie”.
Sierpe se escondió entre los colgadores de ropa de una promoción familiar de vestuario, hasta que el peligro pasó y pudo continuar con su singular paseo. Todo iba bien, pero de pronto, ante sus ojos de párpados unidos y transparentes que no pierden detalle, apareció toda vibrante de luminarias, la elegante zapatería “Magritte”.
Tacos femeninos que parecían puñales, dardos, agujas para coser sacos, cuchillos de cocina, bayonetas, lanzas, cortaplumas y toda suerte de armas blancas para defensa propia en un ataque cuerpo a cuerpo. Terraplenes como cajones de velador con vaciados artísticos para eliminar el peso. Tacos crecedores para tocar las puertas del cielo y despegar de la tierra, pensaba Sierpe, con la boca abierta pegada a la vitrina, que empezó a nublarse con el vapor de la respiración. Zapatos de todos colores y formas.
—Son redondos, puntiagudos, cuadrados, con dedos, sin dedos, correas, botones, sin punta, con punta de metal, con acrílicos, con correas y redes, lazos, sin lazos, hebillas, talón, sin talón, ¡qué horror! —repetía Sierpe mientras grababa cada imagen con un desconcierto de fotógrafo iluminado ante su laboratorio de ensayo.
—¡Sólo cuero legítimo! —aseguraba el vendedor, mientras ordenaba los cinturones de trenzas doradas con gran dedicación—. También tenemos carteras con incrustaciones de pedrería —insistía para tentar a las damas con alguna nueva joya de colección.
Un afiche en donde se veía la imagen de unos pies descalzos, deformados hasta adquirir en su base la forma de los tacos, componía la inquietante decoración del lugar. Sierpe miraba y parpadeaba al ritmo del neón, profundamente impresionada.
—Es una pintura de “Magritte” —le dijo el vendedor—, un gran artista de un país bajo, al que le preocupaban mucho los pies —agregó, dándoselas de entendido en arte.
—No creo que ssssean precisamente los pies losss que le causaron la preocupación al artista —respondió Sierpe burlesca— pero no vine a opinar sobre imágenes, ése esss un asunto muy complicado.
Mientras serpenteaba entre las alfombras de terciopelo, desconfiando de las ofertas, lanzó un destemplado grito que dejó ver su temible lengua, aterrando con ella a la creciente clientela. Las señoras se olvidaron de toda compostura y abordaron los asientos, los estantes, se subieron a las escalerillas, ingresaron a las vitrinas intentando poner vidrio por medio, entre la víbora y ellas. Era peor que haber visto las cenizas de una hoguera medieval.
Mientras, sin prestar oídos al repudio que provocaba su presencia, Sierpe comprobó con horror que los más refinados zapatos exhibidos como joyas exclusivas, eran de piel de serpiente.
El vestido finísimo, puesto en una maniquí que reposaba como Bella Durmiente dentro de una urna de cristal, tenía un juego de esmeraldas y topacios incrustados en el pecho. La más espectacular piel de serpiente, con sus escamas que brillaban como estrellas de lentejuelas para una gala nocturna, había sido usada para la confección de esa joya. Una visión tan horrorosa no podía dejar de arrancarle el grito. Esa no era una piel de recambio. Para hacer ese vestido tan perfecto seguramente habían descuerado viva a una de sus colegas. Pero el horror no concluía ahí. Más allá había carteras, cinturones, cintillos y prendas diversas, diseñadas para lucir el decorado natural de la piel de ofidio. Su textura, manchas, combinación de formas y dibujos, daba a la congelada belleza de sangre fría, la impresión de un misterio inalcanzable y seductor.
El vendedor experto en arte, que momentos antes recibiera a Sierpe sin problemas, viendo el estropicio que causaba su presencia, fue a buscar una escoba y la apaleó sin ninguna consideración para calmar la agitación nerviosa de su delicada clientela.
—No entiendo qué lesss produjo tal espanto —decía Sierpe—, ellas mismas llevaban ropas con trozos de mi piel, la diferencia es que ahora me estaban viendo en vivo. A mí me deprime mucho ver esto, no sabía que mi piel era carísima. La elegancia misma. ¿Cuántas hermanas mías habrán muerto en manos de insaciables cazadores de piel, sólo para satisfacer una moda?
Aunque reconozco —se decía—, que mi piel es bellísima, y comprendo que les encante, pienso que sería muy feo que yo empezara a hacerme ropas y accesorios de piel humana. ¿Cómo sssse sentirían ellas al encontrar un negocio donde se vendieran trajes y zapatos hechos de su piel? Piel asiática, roja, negra, blanca, bien curtida en cinturones y sombrerosss. ¡Seguro que gritarían como yo grité! Reconozco que se me pasó la mano con algunas reiteradas pérdidas de veneno a la salida, pero no mordí a nadie, más allá de un mareo o dolor de cabeza, que todas ellas sssse merecían, este desagradable evento quedará sólo hasta ahí.

(Fragmento de la fàbula personal: "Piel de Serpiente")

domingo, enero 15, 2006

Historia de una sombra






("Diversas bùsquedas", de Vasily Kandinsky)

HISTORIA DE UNA SOMBRA III

Volveré a verte
con los ojos apagados de los ciegos que cantan en el Portal


QUE SE QUEDE EL INFINITO SIN ESTRELLAS

sin saber que son los últimos en mi caja de fotografías

Tú tendrás el sol a tu espalda y yo recibiré antes a tu sombra
y voy a pensar en lo que debo decir
(en lo que se debe decir)
a una sombra envuelta en mí
para que no se sienta sombra y hable

HABLE HaBle habLE hable hablE Ha BLe hable

como sepa como quiera
como le hayan enseñado
como haya aprendido en su propio idioma
en idioma de sombra
con voz de sombra
con besos de sombra
Voy a dar indicaciones números dibujos
de esquinas señales de mi mano

Voy a darle mi dirección a esa voz
con mi voz
voy a darme mi dirección
con mi propia letra

sábado, enero 14, 2006

Descendencia




















("El àrbol de la vida",
de Gustav Klimt)


DESCENDENCIA

Los descendientes del Fénix
se resisten a entregar las alas
Por razones poéticas
hay que estar en todas partes

jueves, enero 12, 2006

Cadenas II






















("Andròmeda", de Tamara de Lempicka)

****

El sol entró al revés
pinté un estanque
lavé tooooodas las cadenas de la casa
BRILLABAN
como nuevas
levanté la alfombra estaba aún en pie
la prehistoria
Salieron volando lagartos entre huellas
de ahogada servidumbre
encontré ollas de barro
hojas flechas pieles
cromosomas
me quemé las manos
pensando que el tiempo regresaría
a poner las cruces en su lugar

miércoles, enero 11, 2006

Cadenas

Balance II


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An ice cream spills on the sidewalk
all the shoes walking
on the strawberry ice cream
all the footprints three blocks
around are
colored pink
and there are triunphant people just emerging
from the earth
the stairs of the underground bring boots
exhausts the streets of people
they grow e x p a n d nnnnnd
when setting foot
on firm pavement
they come out in run-away bunches
from one bunch another
vanishes
and the next
a new shipment joins on the landing
to come out tugging
like handkerchiefs tied together
endlessly
from the magician’s sleeve
who could be on all the posters
of the city
showing their faces
now they are blue and green violet
dotted
reddish each time more subdued
with yellow stripes
until some shrewd one jumps
and steps aside
losing
his place in the procession
but not in space
he believes in changing sides
then there is a cry
two cries five
someone takes away a piece
of that handkerchief of that bunch of that
package of that pink color stain
of that reddish cry
and
they go up a step the policemen come they pass by where
where where fire assault robbery
demonstration darkness
disturbance where where
they shoot into the air
the air so low the shop window falls
it cuts the spurt of water of the fountain
there are wounded by drops of glass
by fragments of water
by tears of fire
all the metal curtains descend
who would buy in this chaos

(Traducciòn de Eva Goldschmidt)

Balance II




BALANCE II

Un helado se derrama en la vereda
todos los zapatos van
en el helado de frutilla
todas las huellas de tres cuadras
a la redonda son
color de rosa
y hay gente invicta recién salida
de la tierra
la escalera del metro trae bota
agota las calles de gente
crecen se e x p anden nnnnn
al poner pie
en pavimento firme
salen en gajos desbocados
del racimo se disipan
otro
y el siguiente
nueva remesa se aglutina en el descanso
para salir a tirones
como pañuelos anudados
sin fin
desde la manga del mago
que podría estar en todos los afiches
de la ciudad
dando la cara
ahora son azules y verdes violetas
a lunares
rojizos cada vez más fatigados
con rayas amarillas
hasta que algún astuto salta y
se hace a un lado
perdiendo
su lugar en el desfile
pero no en el espacio

cree cambiar de guerra
entonces hay un grito
dos gritos cinco
alguien se lleva un pedazo
de ese pañuelo de ese gajo de ese
paquete de esa mancha color de rosa
de ese grito rojizo
y
suben un peldaño vienen los vigilantes
pasan de largo dónde
dónde dónde incendio atropello robo
manifestación oscuridad
revuelta dónde dónde
disparan al aire
tan bajo el aire cae la vitrina
corta el chorro de agua de la fuente
hay heridos por gotas de vidrio
por fragmentos de agua
por lágrimas de fuego
bajan todas las cortinas
quién va a comprar con este caos

lunes, enero 09, 2006

Líneas paralelas




(...)
Como los otros sábados
y por un momento
dudé de tu existencia
Pero estabas ahí en esa pintura
agitado de viento y arena
teniendo sobre ti la capa de terciopelo
que viene de los pinceles de ellos
estén donde estén
Vi rodar hasta tus pies
los vestigios blancos de una estatua
Hubo promesas
Largas frases
que van y vuelven en el tiempo
y encienden fantasías
que se quedan para siempre
entre ruinas neoclásicas
y hojas de palmera
proyectando un fondo nebuloso
para que podamos decirnos
este es un sueño parecido a una pintura
o un trozo de ventana
abierta al atardecer de otro hemisferio
o la tarde de un sábado
con un semicírculo de luna
nacido de tus ojos
para que la noche nos encuentre hoy
en esta céntrica galería
y te demuestres existiendo
entre las luces artificiales
que amenazan con fulminarnos
desde las vitrinas

Debo irme
porque no eres más que un sueño
parecido a una pintura

Caminamos

Nos llenamos de imágenes
engañosas
y líneas paralelas
por donde se cruzan
o se devuelven los trenes
que permanecen en movimiento
para no perder un riel
y desembocar en la estación de X o de T

Debes irte

Debo irme y recuperar
todas las promesas
que no podré cumplir

Cuando atravieso el último túnel
pienso en todas esas cartas
que quedaron
flotando sin importancia
hasta perderse

Cartas que ya no sirven
porque no llegaron
a tiempo

domingo, enero 08, 2006

(...)

viernes, enero 06, 2006

Mujeres y Espejos II

















("Lady Lilith", de Dante Gabriel Rossetti)


EL CORAZÓN ES UN LUGAR COMÚN

Yo sólo veo un trance de árboles que van pasando
cargados de anuncios
Un violín en ruinas un barco fantasma
aves descompaginadas en el truco del rumbo
Espejos que no tienen más historia
que la de los personajes que pasan y se reflejan
Una bandada de estatuas a ras de suelo
El planeta en donde nacerá el futuro
y los milagros que me proponga

Veo al verbo caminando inadvertido por las noches
en diversas fuentes de luz
Veo que amanece a cada vuelta del reloj

LA CIUDAD ES UN LUGAR COMÚN

jueves, enero 05, 2006

Hay que volver al dibujo





















(Novia Contemplativa II, ensamblaje)


Hay que volver al dibujo

Alguien pensó tan fuertemente
en mí
que llegué a sentir cómo me pensaba
y vi la cruz plateada
de su luna en mi ventana


Cuando volví
el café estaba frío
y mi disfraz de mariposa
tenía un ala fracturada


Le dejé una carta escrita
pero no con palabras


Hay que volver al dibujo

Ilusionismo

La cuerda púrpura
del horizonte
desaparece
Las murallas de la tierra
se sostienen en la noche
abrazadas de columnas
y graffiti
El tiempo suelta esa bruma
ácida
que deja los ojos helados
Es el mejor momento
para
hacer sonar las cadenas
de fantasma
o hacer llover
Sacar conejos de un sombrero
y flores frescas
beber en las copas labradas
de la baraja
dar con la fórmula del oro
o citarse a ciegas con el genio
de la lámpara oriental

Es el mejor momento
para escaparse del cuento
y empezar otra vida

miércoles, enero 04, 2006

Ilusionismo

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martes, enero 03, 2006

Algunas preguntas

****
¿Tú desearías llamar a tu propio yo
y que un joven poeta muerto hace años,
te abriera?

(Javier Alvarado. Del libro: "Poemas para caminar bajo un paraguas")

****
Cuando ella caminó hacia la puerta
vi que tenía una cruz en la mano
Por favor tráiganme la cuenta
Que ya está por salir el sol
La lluvia penetra por los agujeros de mi memoria
Muriel Muriel
¿por qué me has abandonado?

(Óscar Hahn.)

****
El mundo se interrumpe en el espejo,
Y del otro lado es el mar
Sin ser que nos enfrentan los reflejos.
¿Es ya un vértigo el canto de sirena,
su caída también un vuelo
en un mundo al revés
A lo desconocido se va, así,
Perdido.

(Verónica Volkow.)

****
El río se borra de mis ojos y al marchar me borra.
Y yo, ¿quién soy? ¿en qué espejo me perdí?
¿En qué río?

(Marco Antonio Campos.)

****
Pero no desfallezcas. Allá detrás de todo
hay otro mar (¿o es el mismo?), que te espera.
¿Qué corazón, me digo, latirá en su penumbra?

(Piedad Bonnett.)