Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

sábado, diciembre 22, 2012

Visión final






























VISIÓN FINAL


No ha habido grandes sorpresas 
al final de la trama.
Solo tejidos predispuestos y obedientes
con algunos matices y diseños ya probados 
en el diario vivir.
Si revisamos una a una 
las páginas prodigiosas
siempre hay algo como un plan de contingencia
que se teje más allá 
(y se cumple como un ritual)
dejando poco margen 
para la intervención humana.
Definitivamente algo no calza, 
faltan piezas
el laberinto no tiene salida, 
la religion ya no puede,
la filosofía ya no puede, 
la ciencia ya no puede.
Es demasiada la sed 
para ser contenida con promesas solidarias,
o interesadas ilusiones 
acerca de la Fuente.
La historia está llena de cercos,
puentes, túneles y espejos que replican
la imagen ciclópea de los mitos 
que alimentamos sin dejar ver
sobre los matorrales, entre las nubes
el horizonte donde el sol deja caer las señales
que leemos sin abrir otra posibilidad
que la de conformar un paisaje,
el dato para una perspectiva. Sólo una,
que se hace notar, 
que estremece como la visión final
de una escena, 
antes de apagar la luz,
dejando en el espíritu la opresión 
de un desenlace abierto
que ha de resolverse en secreto 
y sin aplausos.
Cuántas historias corren paralelas
llevándose piezas cruciales 
entre sus columnas
vértebras que permitirían el flujo, 
el canal,
el paso del agua, la sangre
donde se abrazan todos los reflejos, 
todas las memorias
y vuelven a florecer las figuras en los telares
y a ordenarse en el viento los sonidos
que traen el rumor de las guerras
ganadas y perdidas, con sus vivos y sus muertos
que a la hora del recuento, es claro,
más allá de época y fronteras quién ganó, quién perdió
es otra vez una cuestión de perspectiva
entonces, según el plan, 
no sé si se deba lamentar
o festejar, porque no hay cómo leer la realidad
ni siquiera una noción de realidad resulta clara
demasiado forzada para ser creíble
angustiosamente sutil para ser verosímil
muy pocos datos como para comprometerse,
y cada dato tiene un precio, y apostadores
y ganadores que se repiten y se pelean
para contratar constructores de relatos,
los más convenientes, los más entretenidos
los que tienen efectos, o una estructura sólida
de la cual nadie pueda huir, 
y que resista el tiempo,
donde hay tantos materiales 
como vidas en juego,
y pareciera que no estamos hablando
de la misma pintura ni de la misma caverna
porque estaba muy oscuro esa noche y hacía frío
porque comenzábamos recién a ser humanos
y esa era la primera visión 
que se llenaba de miedos inmediatos
y de símbolos y lecciones. 
¿Dónde está la diferencia?
¿Acaso hay más sabiduría para definir 
lo que ha sido esta larga noche?
¿Sabemos de quién fue la idea? 
¿Sospechamos de quién fue el secreto
para dirigir la tensión y la atención 
hacia un punto específico del cuadro?

La realidad era el principio de incertidumbre 
que se extiende hasta hoy.

Y parece que no estamos hablando de la misma pintura.


Lila Calderón

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