Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

lunes, marzo 30, 2009

Paseo





















Pintura: Jacek Yerka



Paseo

Hacia la noche, no sabiendo donde fijar mi pensamiento
conduzco mi carro por la vieja meseta.

El esplendor del sol poniéndose es inefable;
la sombra del crepúsculo se aproxima a su pesar.

Li Chang-Yin (813-858)
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jueves, marzo 12, 2009

La Catedral de Vanessa Droz

















Vanessa Droz en Isla Negra.












Vanessa Droz ante la tumba de Neruda en la casa de Isla Negra.





La Junta de Directores y la Directora Ejecutiva del Instituto de Cultura Puertorriqueña le invitan a la presentación del libro:

E S T R A T E G I A S D E L A C A T E D R A L

de V a n e s s a D r o z.
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La presentación estará a cargo de Noel Luna.
*
Jueves 12 de marzo de 2009
7:00 p.m.
Edificio de la Diputación Provincial
Calle San Francisco, esq. San José Viejo San Juan
(Entrada por la Calle San José)
*
JULIO ORTEGA: Libro memorable, de rara belleza, emoción cierta y forma pulida,
su estrategia es hacer del lenguaje una catedral.

NOEL LUNA: Estrategias de la catedral expande bella y magistralmente
la importante obra poética de Vanessa Droz.



HAMBRE

Aprendiz de fuego,
me dispongo al manjar que no llega.

Una mesa sin comensales,
un lecho de cal para los muertos que el mar arrulla,
un jardín de lápidas (hermosísimo)
como un juego de dómino que el azar
no termina de acomodar nunca…
Manteles, cubiertos y vasos
provistos por el fósforo
que mi cuerpo despide.

Aprendiz de alimento,
no hay boca que consuma tanta despedida
ni ardimiento que haga más oscuras las palabras.


HAMBRE II

No es hambre, no,
la manera insustancial
en que extiendo la mano
esperando algo, lo que sea,
la herida cintura del alma
abierta al corrompido alimento.
Acudo a los agasajos.
Nerviosa, espero que nadie
note el paroxismo de mi cuerpo.
Allí, entre todos,
también tiemblan mis vísceras
cuando algo
—algún manjar, alguna palabra—
anticipan.

Mi hambre no es de este mundo.

(Del libro: Estrategias de la catedral, de Vanessa Droz)