Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

domingo, marzo 20, 2011

Carmen Gaete, poesía e historia

Carmen Gaete Nieto del Río


La poeta Carmen Gaete estuvo recientemente en Perú participando en recitales y encuentros literarios en diversos centros culturales de Lima y Chiclayo, y también aprovechó la ocasión para visitar a su amigo Mario Vargas Llosa (Perú, 1936) en su residencia particular, la que se encontraba, según me contó, atestada de periodistas de todos los medios, deseosos de conseguir alguna nota especial sobre el Premio Nobel de Literatura 2010. 

La amistad con el escritor es muy antigua y aquí comparto con ustedes algunas fotos históricas que la propia poeta me facilitó para este blog, y que fueron tomadas con motivo del Congreso Mundial de Escritores del P.E.N Club en Río de Janeiro el año 1978.  La escritora Carmen Gaete Nieto del Rio era entonces la secretaria general de la filial chilena de dicha institución, en tanto el Presidente del organismo era Mario Vargas Llosa, quien fue fotografiado mientras firmaba en la sede Internacional la confirmación de la rama disidente del P.E.N Club, presidida por el mayorista Antonio de Undurraga en Chile, durante la etapa más conflictiva del país. 


Carmen Gaete Nieto del Río y Mario Vargas Llosa


Manuel Rojas, Mario Vargas Llosa, Volodia Teitelboim




Dejamos aquí un hermoso poema de Carmen Gaete y anunciamos que su libro "La Piel de Chile y otros climas", será presentado próximamente.



Música Antigua


He aquí el lirio
Flor que Dios olvidó instalar entre los astros
Es heraldo y párpado desprendido de la gloria
Aliado al rocío posó sus alas en el Campo de la Nobleza
El Lirio permanece eternamente en vigilia
Esas lágrimas del Lirio quedáronse suspendidas en el rostro del alba
Lágrimas del Lirio aquel hermanadas a ciertas otras
Decoradoras perfumando silencio de sábanas nupciales
lirio es aquella lámpara que ilumina hacia dentro
va enmielando a la suavidez y languidez de dos formas en fuga
tiene la avidez de un instrumento de Cámara
difunde sus arpegios en ámbitos inmemoriales
escapa a los oídos del hombre común
penetra suave
hondamente en la maestría del amor


Amamos
Al que sorpresivamente entre las manos se nos torna antojadizo
Ansiosa criatura trazándose camino en la oscuridad
Avanzando por ojo mágico de húmedas paredes
Siente la vida sin verla
Conociéndolo todo


Ábrense los labios al Lirio
Entonces transformada en cápsula es ave dispuesta a besar el infinito


Conocemos la señal del Lirio
El cansancio del Lirio
La angustia del Lirio
La humillación del Lirio
La cruel arrogancia del Lirio
Sin embargo hemos palpado el delirio del Lirio
Asimismo intuimos su tristeza
Debemos nombrarle
Lirio
Deseamos saber si nos veremos obligados a renunciar a él
A su Solo fino en Mí mayor
Aceptando esa apasionante promiscuidad con Beethoven
No estamos dispuestas a dejarnos seducir por virtuales especies digitales
No nos habituaremos a caricias electrodomésticas
Lirio mágico lo más decisivo que recibimos
Nos pena el Lirio


Nos pena aquel que nos habita y deshabita
Nos conquista y abandona
Nos pena el Lirio
El que toma posesión de tan pequeño espacio
Y de todo un Universo
Uni
Verso
Nos pena el Lirio
Lirio
Flauta dulce tocando lo más hondo de nuestro continente
Llegando a donde sólo el amor logra anidar
Flauta dulce continúa desparramando tus arpegios
Socavando mi prisión
Impulsando libertad
Instalando la verdad


Flauta Dulce
Suene la Viola
Suene la flauta
Lirio-Delirio
Vuelen párpados y pétalos por los aires
Vuelen plumas y labios justicieros
Vuelen lágrimas y notas
Besos e imprecaciones
Vuele mi Lira
Mi beso hasta la punta de tu espada.




Para leer más sobre Carmen Gaete ir a:

http://www.poesias.cl/reportaje_gaete.htm

Carmen Gaete participando en octubre de 2010 
en un Aquelarre poético en la SECH


Para cerrar, unas palabras del "Manifiesto" de Carmen Gaete, escrito en 1988:


"¿Señor Presidente de la Eternidad!
¿Quién sabe en qué Cuarto de Luna Creciente se hallaban nuestros padres en el instante de engendrarnos?, por algo somos los eternos trashumantes de la Vía Láctea, poetas y artistas absolutos, colgados en el último vagón del Siglo XX y a tientas buscando el pezón de la Cápsula Geminiana, en la nebulosa de la Supernova (...) Algo pasa en el mundo, algo pasa en todos los bares de la Tierra, en todas las Posadas, en todas las Plazas de la Vida, en todos los Escenarios. Solo en ciertas pupilas el tiempo florece en un tono transparente, no obstante se pierde entre las multitudes, únicamente manos elegidas se empapan de música, en determinados Parques gravita la infancia temerosamente, a la defensiva.    En los puertos de nuestros balcones esperamos el arribo del Tercer Milenio, convertidos en Gárgolas Acrílicas (...) A nuestras espaldas miles de monumentos históricos, sellos de agua y lacrados, cientos de títulos y pergaminos, cientos de venerables espectros (la Arqueología no habla por sí sola) (...) Nosotros los excluidos de la "República" por Platón, ya hace tantos años A. de C. observamos aquellas construcciones ancianas deteriorándose soberbiamente, maquillando sus apariencias, reconstituyendo sus interiores. Hay casas que tienen alma, decía Juansidro y nosotros decimos: a veces nos encontramos con la Loca de la Casa. ¡Cómo huelen historia ciertos edificios! ¡Cómo huelen a música Barroca, con todas sus virtudes, los defectos, necesidades y hábitos de un tipo de hombre desaparecido! ¡Cómo chorrea insolencia e indolencia a esos balcones, esas balaustradas y cornisas ¡Cuánto Darío! ¡Cuánto Huidobro y Neruda! estilan entre delicadezas, mofas y desprecios, algunas rejas y ventanales. ¡Cuánto Bécquer anclado en el "ángulo oscuro" y enredado!     No se puede quedar el Tiempo sin arquitectura en esta lucha desenfrenada entre la golondrina y el cuervo..."

(Fragmento)
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domingo, marzo 06, 2011

Paul Gauguin, Flora Tristán y Mario Vargas Llosa


Siempre admiré la obra de Paul Gauguin (París, 1848-1903) y me gustaba tener algunas reproducciones de sus pinturas en las paredes de mi habitación de los veintitantos (casada y con hijas). Eran el símbolo de la libertad creativa y me parecía que yo era parte de sus exóticos paisajes y que incluso abordaba esos espacios cada vez que abría mis cuadernillos de poesía llenos  de incertidumbres metafísicas, protestas políticas y preocupaciones existenciales que yo anotaba con letra redonda y clara en sudorosas palabras que luego se aplanarían en el rodillo de la máquina de escribir amarilla, sufriente y silenciosa como El Cristo Amarillo de Gauguin. Me sentía parte de una hermandad incomprendida, cosa que me ocurría frecuentemente con poetas y artistas de épocas diversas. Mis hijas se encantaban con las pinturas de Gauguin comentándolas y asociándolas a juegos y rompecabezas, cosa que se volvió habitual y que les servía de inspiración a la hora de inventar cuentos o dibujar (confieso que también tenía a Van Gogh, Brueghel, Mucha, Klimt, Magritte y otros transitando por las paredes altas de las casas provincianas que con las niñas -vestidas de princesas medievales a lo Burne-Jones o Rossetti-, convertíamos en galerías itinerantes incluyendo también escenas de cuentos maravillosos como La Cenicienta, Hansel y Gretel, La Caperucita Roja y la Bella Durmiente).  Recordé que íbamos al cine a ver esas aterradoras películas Disney y que yo leía por las noches (luego de cenar con el marido doctor y conversar de política en voz muy bajita, inaudible incluso para los fantasmas) a Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez, Poe, André Bretón, Eluard, Neruda, María Luisa Bombal, Huidobro y Rosamel del Valle entre otros escritores cuyos cuentos, novelas o poemas tenían de fondo el Mahana no atua (Día de Dios), de Gauguin.


Todo este mundo volvió a recrearse en una imagen vibrante y mágica mientras leía el libro El Paraíso en la otra esquina, de Mario Vargas Llosa. Gran libro que me hizo recuperar también la figura de la magnífica Flora Tristán (París, 1803-1844), abuela de Paul Gauguin, escritora, adelantada-visionaria y luchadora por la causa de los derechos de los obreros y la emancipación de la mujer. 




¡Qué sería del mundo sin estos personajes buscadores de rumbos y de sentidos!
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Paul Gauguin, Mahana no atua (Día de Dios), 1894
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