Brazil, de Terry Gillian
Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.
(Juan Gelman con la poeta María Negroni)
Arte poética
Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del, alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
(De: Velorio del solo)
Estampas de la vida diaria
I
Muy sencillo
Tomo el bus que sale al amanecer y regreso
Hago clases escribimos cuentos
pienso en ti y en el mar como un sin fin
Me río a gritos de la sorprendente y acelerada vida
Reviso trabajos pasa el día buenas tardes tomo café
Fumo algunos cigarros por la noche
Tengo el reloj inquieto Demasiado inquieto
II
Sale el sol
Abro la cortina
No hay tú no hay yo
Dicen que es un mal final
Despertar del sueño para cerrar un cuento
Pero este no era un cuento soñado
En el bus del amanecer que se despidió de ti
III
Como en el principio era el caos
Recojo las huellas los vidrios astillados
Las gotas de sangre
Rearmo la escena se desencuadra
La radio toca tu canción favorita
Hay unas lágrimas en el asiento del conductor
Que se quedó dormido
A lo lejos
Muy a lo lejos
Una sirena se abre paso por el mar
De las autopistas balleneras
IV
Una sabiduría extrema
Surge del inconsciente surtidor de la memoria
De las ballenas
Que toman sol al borde de la playa
Estacionadas como autos muertos
A la luz del crepúsculo
Una imagen que llora con la voz de las sirenas
Es un oráculo de perros y lobos
Para la especie suicida que toma sol
Con vista al mar
V
La vida pasa demasiado rápido
Y es cara
Muy cara para repetir la toma
Hay que editar la escena tal cual
Con todos los errores y sin doblajes
Ser responsables
El cielo se cae a pedazos y los ángeles
Sangran sobre el pavimento de utilería
VI
A nadie le gusta ver escenas trucadas
Aquí los ángeles mueren de verdad
O nunca existieron
Las ballenas ceden sus barbas para peines
Y modeladores
Se retiran de las pistas arrastradas por grúas
Es una tragedia y no una comedia
Repito
Hagan una lista con las diferencias de fondo
VII
La carpa se ha volado estamos al aire
No hay circo
Ni señor Corales para cobrar entradas
No posen
Sean honestos
El realismo se paga mejor cuando duele
Y es itinerante
Todos lo verán
Desde el bus que gira
Por la rueda de la fortuna
Dando vueltas de campana
VIII
Ahora vuelvo a oír en mp3
Conducta en los velorios de Cortázar
El archivo que envió Colombine
Una noche cualquiera
Donde vagamos como todos
Sin saber el final
Que aguarda en silencio
Lejos Muy lejos
En el fondo del ciberespacio
O al otro lado del espejo
(Pintura: Delvaux)
Los gansos dicen adiós
A mi abuelo Adolfo Huinao
En los ojos de mi abuelo Williche
navegaba el miedo.
Tan solo al morir
apagó ese brillo tímido.
Lo que la naturaleza no pudo
apagar en mi memoria
el color de archipiélago
agarrado en su rostro.
Abuelo, para serte fiel
no recuerdo el día exacto.
Sólo veo a los gansos
abriendo y cerrando
sus alas por la pampa.
Mi corto andar abuelo
no entendió
el origen de tus palabras.
Anciano como eras
me alzaste del suelo
y de tu boca nació la muerte
desembarcando en tu playa.
Tu padre y tu hermano
remaron al sacrificio.
Mientras su madre y mi abuelo
alcanzaron la orilla del hambre.
No hubo eco en la montaña
fueron tan calladas tus palabras.
Pero mi niñez asustada
se acurrucó al alero de sus años.
Abracé la pena de tus ojos
y juntos miramos la pampa:
Una isla con sus gansos
en los ojos de mi abuelo se quedó
en la última mirada.
Abuelo, hoy sé
nunca fuiste Williche
tu origen *Chono o Kawaska
no subió al bote
el día que robaron tu tierra
y tu raíz.
Ahora entiendo
la pena de tus ojos.
De tu origen navegando
en el gran cementerio
del Pacífico Sur.
* Pueblos del extremo sur, vivían en canoas por los canales.
Adios pi chi pu kanzu (Mapudungun)
Ta ñi laku Adolfo Huinao
Ta ñi williche nge meu
tangkituyawi chi llükan.
Lalu müten ula
ñami feichi llükalen.
Chi mapu ñi pepi
ñamumelnoeteo
chi ad fütake wapi
tuukülen ñi ange meu.
Laku, ñi rüfngeael
kimlan chem antüngefel.
Re penien chi pu kansu
nülan ka trapumün
ni müpü lelfün meu.
Ñi pichintu trekan
laku kimlai
cheu ñi tuwün ñi dungun.
Füchachefel eimi
witrañpürami püllü meu
ka ta mi wün meu tripai chi lan
konpumeken ta mi ina lafken.
Ta mi chau ka mi peñi
tangkituingu kutrankawün.
Petu mi ñuke ka ñi laku
witrañpürami inaltu meu chi ngüñün
Ngelai aukiñ mawida meu
rume ngüfi ta mi dungun.
Welu ñi pichikafel llükalei
makulluwün mi pu tripantu meu.
Pangkon chi weñangkün mi nge meu
ka mür leliyu chi lelfün
Laku, fachiantü kimün
turpu mi willichengenofel
ta mi tuwün Chono kam Kawaskar
püralai chi tangki
feichi antü mi weñeñmangen
mi mapu ka ta mi folil.
Feula kimün
chi weñangkün mi nge meu.
Mi tuwün tangkituyawi
chi füta eltun meu
chi willi füta lafken meu.
(Pintura: "Gansos", de E. Munch)
***
Pretendí ajustarme a reglas varoniles.
Le pregunté si deseaba
que tuviéramos hijos: por supuesto,
respondió, el ensayo suele ser
un cometido sencillo.
Me siento como una carpa
armada por principiantes.
La ventisca más débil
me cimbrea hasta los pies.
Si fuera mano me abofetearía.
(Fotografía: Flor Garduño)
Los alegres poetas de las fotografías son: Juan Manuel Roca (Colombia)y la representante de Plutón. Bernard Pozier (Québec) María Negroni (Argentina) y Juan Gelman (argentino-mexicano). Marco Antonio Campos(México),la escritora de Plutón y Cecilia Romana (Argentina). Sergio Mondragón(México), José Vicente Anaya(México) y Ledo Ivo(Brasil).
Los poetas Héctor Carreto, Dana Gelinas y Jorge Vega (México), Plutón y Elva Macías (México), Sigfredo Ariel (Cuba) y Susy Delgado (Paraguay). Finalmente, la primera mesa de lectura en el Teatro Ocampo de Morelia.
(Fotografía: "El mito", de Flor Garduño)
Lápida para una mujer liberada
Como Diana, primero una flecha
al centro de un hombre;
como Penélope,
tejer la tela de araña;
caminar siempre un paso atrás,
como Eurídice;
salir del baño, como Afrodita;
leer de noche, como Minerva;
amar a una bestia, como Pasífae;
cultivar en exclusiva la tierra de tu casa, como Gea;
predecir la infidelidad, como Casandra;
vengar al marido, como Hera;
memorizar uno a uno los rasgos de Narciso, como Eco;
todo para morir en tu país
sin que te lapiden...
como a una extranjera.